
Existió alguna vez una gran amistad entre dos princesas del condado de erroreslandia. Estas dos, no eran cualquier par de amigas, no.. más bien eran de esas, mmm... casi siamesas diría, de esas relaciones que aparentan ser simbióticas.
[Espero este concepto se entienda, esto no es una clase de biología y no pretendo darla]. Como decía, ellas compartían todos sus secretos, todas sus aventuras, las risas, los
llantos, eran princesas si, pero cuando estaban juntas eran, amigas.
Un día una de ellas, la princesa Indefinida, apareció más feliz de lo normal. La princesa Misteriosa se preguntó a que se debía la felicidad de la primera. Indefinida le contó, que había conocido a su principe azul y por eso se encontraba tan feliz. Al fin!
el sueño de toda princesa se había cumplido. Misteriosa se puso muy feliz de esta noticia... hasta que supo de quien se trataba. Una de las amigas de la infancia de Misteriosa le había contado por propia experiencia que este "
principe azul" era en realidad, un
malvado sapo, que podía hacer que las bellas princesas lo confundiesen con un principe. Pero Indefinida parecía tan feliz, que Misteriosa creyó, quizás, ésta vez el sapo se enamoró y el amor pudo convertirlo al fin en principe. Con el tiempo Misteriosa comprendió que este sapo, era un horrible sapo y que
nunca dejaría de serlo.
Intentó entonces, por supuesto convencer a su querida amiga de que se alejase de este horrible y malvado sapo.
Era muy tarde ya. Indefinida estaba profundamente
hechizada por el sapo. Nada que le dijesen podía desnublar su mirada,
siempre vería al principe en lugar del sapo. Para desgracia de Misteriosa, su amistad ya no era igual. El principe sapo, Principe
Galán, a los ojos de Indefinida, ocupaba demasiado tiempo en su vida, y por su
egoísmo y frialdad hizo cuanto pudo para retener a Indefinida lo más cerca de él,
consumiendo a la pobre.
Misteriosa continúo con su vida, intentaba no ver la triste realidad, y
no dejaría nunca de adorar a Indefinida.
Misteriosa aprendió a ser astuta, sabía que había varios de esta clase de sapos sueltos por ahí. Por suerte, nunca se topó con esta clase de sapos, pero pasó por las manos de varios principes.
Marrón, Verde, Negro, Lila, Esmeralda.
De todos los colores, nunca
Azul. Hacía ya un largo tiempo que Indefinida seguía al lado del sapo. A pesar de que este era un profesional, a veces no podía evitar mostrar su lado saposo y
olvidaba hacerse pasar por principe. Indefinida sufría intensamente cada vez que su mirada se deshechizaba, porque
veía el error que estaba cometiendo.
Misteriosa estuvo
cada una de esas veces, nunca dejó sola a Indefinida. Pero este hechizo era tan grande que Indefenida
siempre volvía con el sapo. No importaba cómo ni por qué.
No había manera de terminar el hechizo. Aún cuando los reyes y reinas le contaban la verdad a Indefinida, aún cuando el sapo la engañaba e Indefinida se daba cuenta, cuando hablaba pestes de ella con su
lengua ágil y pegagosa.
Ella parecía reflexionar, entender todo a la perfección, decía : "
Oh, que sapo más feo e inútil con el que perdí mi tiempo, que sapo retorcido, estúpido sapo, odio a este sapo". Misteriosa aprendió a no escuchar sus palabras, porque sabía que mientras el sapo no se interesase en Indefinida todo estaría bien, pero en cuanto él decidiese convertirse a sus ojos en el Principe [
Grasa] ; Principe
Galán, ella caería estúpida y patéticamente a sus brazos.
Misteriosa no comprendía como su amiga no aprendía de su error, como no tenía
memoria de todo el dolor que él le causaba cada vez; Cómo es que no se cansaba
de repetir esa pequeña historia una y otra vez, con el exacto, mismo desenlace!. Así fue que Misteriosa amaba tanto a su amiga que decidió aguantar la
estupidez de esta, ella odiaba los momentos en que volvía a los brazos del sapo, pero se quedaba ahí, cerca, no de la misma manera, aguardando a que su amiga cayese para levantarla; Y que todo volviese a
"la normalidad", al menos por el tiempo que esta solía durar.
Sapo también, repetía la historieta y siempre hacía lo mismo;
Se dedica a ensuciar el nombre de Indefinida,
hacerla sufrir, jugaba y se reía de ella a sus espaldas, iba por ahí hechizando doncellas y cuando se cansaba, sabía que Indefinida siempre estaría para él,
entera, dispuesta, una vez más.
Misteriosa, sabía, no era capaz de odiar, pero
detestaba tanto como podía al maldito sapo.
Un día, de esos en los que Indefinida parecía completamente desencantada y decidida a no caer, un día común para el mundo pero único e irrepetible
[irrepetible en todos sus malditos aspectos] para Misteriosa, sucedió algo inentendible,
repugnante, totalmente fuera de contexto.
Se daba una fiesta en el condado de
erroreslandia, a la cual todos estaban invitados. Indefinida se encontraba enferma y decidió no asistir. Esto puso triste a Misteriosa, pues sabía que no disfrutaría la fiesta como si su amiga estuviese ahí, para hacer ideal cada momento, pero tenía tantas ganas de asistir, que lo hizo.
Misteriosa tenía una secreta especie de adicción a las joyas, obsesión tal vez, o simplemente las disfrutaba,
la hacían sonreir más de lo común. Por su simpatía y alguno de sus
dotes de princesa, hacía que varios caballeros en la fiesta le obsequiasen preciadas joyas.
Para desgracia de Misteriosa, encontró al
sucio sapo en la celebración. Pero sapo tenía algo esta vez. Dos hermosas joyas. Había
zafiro y rubí en ellas, tal vez que estuviesen en mano del
enemigo las hacía aún más deseables. Recordó entonces que el sapo le había prometido un esplendido collar, por un
misero favor que Misteriosa le había hecho. Conteniendo
las nuaseas que siempre le había causado el sapo, se acercó a él y le pidió Su joya. El sapo recordó la promesa y una vez más dejó salir mentiras de su asquerosa boca.
" Yo siempre cumplo lo que prometo ".
Sólo pedía algo a cambio.
Un beso. Misteriosa
se echó a reir.
Que asco. Qué, asco. Nunca sería un principe para Misteriosa ni mucho menos. Sí, es cierto, cuando una joya estaba cerca,
perdía un poco la razón. Pero, ¿Podía llegar a perderla tanto como para cometer algo tan
estúpido y asqueroso, sobre todo asqueroso, u
n sapo, un sa-po?
Sí. O no. No podría echarsele la culpa a la joya. Pero
qué razón. Misteriosa odiaba, ó, detestaba a sapo, pensaba que era
nauseabundo y sobre todo sabía lo que su amiga había
sufrido por él.
[Mientras aquí estamos intentando buscar una respuesta ante esta incognita], allí era demasiado tarde, sapo se las arregló para
capturar a Misteriosa y
lograr lo que se proponía.
Creo que Misteriosa se dejó llevar,
sin pensar, olvidandose quien tenía en frente.
Cerró sus ojos.
Y de pronto
pensó.
No era correcto. No estaba bien.
Una voz en su cabeza dijo,
Indefinid
a-
Intentó escapar, pero el sapo
no quería dejarla ir.
Se las arregló para irse,
sin importarle las joyas o lo que el sapo decía. Sus
proposiciones, sus repugnantes halagos.
Misteriosa corrió. Lo más rápido que pudo.
Sólo corrió.
Te preguntarás, me preguntaré, por qué.
Al día siguiente Misteriosa estaba muy nerviosa, no sabía que diría su amiga, qué haría.
¿Sería capaz de perdonarla alguna vez ?.
No importaba ya, debía hacerse cargo y decirle la verdad.
Lloró hasta que sintió, no había más líquido en su cuerpo.
Acudió a Indefinida y sin más le contó la verdad. Para su sorpresa, su amiga parecia
confundida, dolida, pero no enojada. No entendía bien lo que había sucedido, eso estaba claro.
Pero si aparentaba estar decidida. "
¿No vamos a dejar que ese sapo sucio, termine con una amistad tan grande y de tanto tiempo, o si?. No vale la pena.
Misteriosa no podía estar más contenta. Sabía que se hablarían pestes de ella por su error, que todos le dirían a Indefinida que debía
dejar de amarla, que tal vez perdería algún que otro afecto y ganaría antipatías, pero...
¿Acaso importaba? ¿ Tenía algo de esto la mínima relevancia, cuando su amiga la había perdonado?
Claro que no.
No la tenía.
Los días siguientes, Misteriosa tuvo que soportar algunas
[consecuencias]. El sapo se acercaba cada día a su castillo y le dejaba una
carta. Claramente Indefinida no necesitaba saber de esto, no era culpa de Misteriosa y sabía que la afectaría mucho.
El sapo también sabía que Misteriosa no contaría nada de
esas líneas. Primero al sapo le interesaba saber porque Misteriosa se había dejado llevar, no lo convencía que hubiese sido por ésta joya, ya que había escapado sin ella.
Intentaba, Deseaba, escuchar algo como " Siempre te desee ".
Que imbécil. Halagaba constantemente a Misteriosa, le hablaba de una manera
empalagosa y coordial, como si hablase con una de sus
mugrosas doncellitas. Hacía
estúpidas insinuaciones.
Indefinida y Misteriosa debían compartir un viaje en poco tiempo a un condado vecino. Sapo hacía tiempo había decidido no acudir, e
insinuaba que Misteriosa se encontraba a salvo de esta situación, él creía entonces que lograría hechizarla allí y cumplir el objetivo pervetido y repugnante, como todo lo que provenía de él, que se proponía desde hacía tiempo.
Misteriosa
bloqueó las puertas de su castillo y prohibió a todos sus guardias que el sapo se acercase y siguiese
atormentandola, además no quería que Indefinida supiese que el sapo seguía
molestandola tiempo después de
lo sucedido.
Había solo una cosa que Misteriosa lograba
rescatar de ésta situación.
Indefinida sabía ahora
como era sapo en realidad.
Su verdadera maldad.
Y no volvería a tocarlo.
O eso creía la ingenua Misteriosa.
-
Detesto que las personas adjudiquen sus estúpido actos al amor, "es amor", no, no lo es, sos vos y son tus elecciones - le dijo un buen amigo a Misteriosa.
Sapo volvió una última vez a mentirle a Indefinida, vestido de principe, proclamando amor. Amor como el del primer día. Dijo que todo había sido para que Indefinida lo odiase, porque la necesitaba lejos, pues el también se derretía por su amor.
Indefinida
cayó una vez más, pero decidió
mentirle a todo el mundo esta vez, diciendo que había rechazado sus propuestas,[ por miedo a que la juzguen, claro]. Porque siempre supo que lo que hacía
estaba pésimo, que era
estúpido.
Estúpida.
De los errores se aprende, dicen. Pero se ve,
algunas personas prefieren no aprender.
Indefinida y Misteriosa viajaron. Aunque los días anteriores habían sido algo
tensos, todo estuvo de maravilla entre ellas,
como si nada hubiese sucedido.
Para cuando regresaron todo cambió.
Misteriosa enfermó gravemente y estuvo encerrada en su castillo por un tiempo. Varios de sus amigos quisieron saber que le sucedía.
Pero por quien Misteriosa siempre más se preocupaba, no acudió.
Siempre se preocupaba por su salud, por la suya, la de su familia, la de sus amigos, siempre preguntaba con interés y preocupación, dispuesta a ayudar a su amiga.
Misteriosa era misteriosa. No solía compartir todos sus
tormentos, porque le gustaba superar las cosas por su cuenta. Pero en los últimos tiempos había pasado por momentos duros y siempre pedía ayuda a sus más cercanos. Entre ellos Indefinida, su
mejor amiga.
Pero Indefinida hacía tiempo
no reaccionaba de la manera que Misteriosa hubiese querido. Tanto era así que Misteriosa se preguntaba si no había
sobreestimado a su amiga.
Si no había
sobreestimado la importancia que ella tenía en su vida.
¿ Era de verdad tan escencial ?
Si era cierto, que compartían aún muchas cosas, pero
un amigo debe estar en los malos momentos también.
¿ Es así?, ¿Así se supone es?.
Pues bien, cuando Misteriosa se encontró al fin con Indefinida, estaba ofendida por la falta de preocupación que esta tuvo frente a su enfermedad. Indefinida se justificó diciendo que tales actos,
ya no salían de ella. Nunca olvidaría lo sucedido.
Misteriosa propuso entonces
tomar distancia, para evitar que su amiga siguiese lastimandola con sus
justificados motivos, pues nunca olvidaría lo sucedido.
Qué podía Misteriosa hacer. Por más que esta situación se solucionase, después de todo lo que Misteriosa había visto del
sapo, no podía soportar verlo otra vez junto a Indefinida.
Rebajarse a tal nivel, era más que repugnante.
Así fue que terminó la amistad de estas dos.
Misteriosa se preguntaba porque Indefinida lograba perdonar al sapo y no a ella, porque olvidaba todo lo malo que el sapo le había hecho y no lo que ella.
" Si tiene estómago para darle un beso a él, tiene que tener corazón para perdonarte a vos ".
Un error. Un terrible error sí.
Pero no se quedaría junto a alguien que la condenaría y la amarraría a este error por el resto de su vida.
Sabía que iba a doler, pero más le dolía tener cerca al sapo.
Porque le quemaba el cuello cuando estaba cerca,
Ira.
Sapo también volvió a odiar a Misteriosa, pues estaba muy
indignado por el bloqueo de puertas y demás.
Misteriosa no supo más sobre Indefinida y sapo, pero
supuso que una vez más el se alejaría causandole dolor.
Misteriosa nunca entendió el porque de lo sucedido, pero acepto el consejo de una amiga para aliviar su incertidumbre.
A veces un no sé, es mucho más sabio que seguir en la búsqueda de una respuesta inexistente.
El destino.
La vida.
Algo incorrecto entre tanta rigidez.
Dejar de perdonar y ser perdonada.
Una vez.
" Me habré golpeado, pero yo no vuelvo a caer, aprendo donde está el pozo "